O que dizia a imprensa de nuestros hermanos: (aqui para nós, merecem uma velhacaria... com o mal dos outros...)
DECEPCIÓN CRÓNICA
No, esta vez no perdimos como siempre. Esta vez fue muchísimo peor, porque no hubo gloria alguna, ni siquiera dignidad, nada a lo que agarrarse, ni al buen juego, ni a la mala suerte, ni al árbitro, no hubo héroes, esta vez merecimos todo lo que nos ocurrió, en esta ocasión no hay más miseria que la nuestra, el equipo de fútbol de España no está a la altura de España, de los que lloran ahora, fuego a todo, al entrenador renovado y al capitán intocable.
Algo debe cambiar y quizá para siempre. Ya suena a burla esa Selección que mandamos cada dos años a atragantarse con un hueso de aceituna, ya cansan esos jugadores a los que tratamos como dioses en hoteles de cinco estrellas, esas durísimas concentraciones en chanclas o las fotos de los muchachos abrazaditos y partiéndose de risa, el buen rollo, decimos. Pues que haya mal rollo entonces, porque si no son capaces de compartir la ilusión quizá debieran compartir el sufrimiento.
Alguien tiene que pagar esta desilusión crónica, debe existir alguna ventanilla para que reclame el tipo que se compró la camiseta y ahora se siente como un imbécil, para el que pagó la merienda en casa, para el que se compró la televisión, el DVD y la tostadora, para el que discutió con la novia, para el que se la llevó a Lisboa y no llegará a julio, el pobre. Si el cliente siempre tiene razón aquí hay 40 millones de clientes descontentos, no puede ser que siempre gane El Corte Inglés.
Lo sé, en ocasiones así el discurso siempre queda demagógico, es injusto buscar un solo culpable dirán algunos, qué responsabilidad tiene el entrenador si los futbolistas no han estado a la altura de las circunstancias. Pero no me vale eso, entonces que no haya entrenador, o que no cobre. El fútbol ofrece un premio tan grande a los que viven de él que ha de tener un castigo correspondiente. Por eso tampoco es ventajista recordar en estos momentos esa vida de brillantina de los futbolistas, que les exige casi nada por deprimirnos en masa, por este genocidio emocional, estoy mal señores.
Cuando el árbitro pitó el final, nos dimos cuenta de que también había árbitro. Y eso que estábamos preparados para descuartizarle a la mínima, listos para decir que era el miembro sueco de Village People y que Frisk, su apellido, significa fresco, lo que es cierto en su cuarta acepción. Nada. España se vuelve. Hay un refrán portugués que recomienda no malgastar la vida intentando enderezar la sombra de un bastón torcido. Quizá hasta lo dijo Queiroz. No sé, yo me rindo. Ahora soy checo. Hasta el Mundial, claro.
Mais um OLÉ!
Nos volvemos con dos goles marcados en tres partidos. Y eso en un grupo que, aparte de contener al anfitrión, no tenía nada de especial. Hemos hecho una mala Eurocopa. Quizá nos engañamos y nos creemos que tenemos más de lo que tenemos. Viendo anoche a Portugal pienso que jugadores como Figo, Cristiano Ronaldo o Deco no los hay aquí. Y tampoco en el grupo se vio, salvo al muy al final, y obligados por la necesidad, el espíritu que sí tuvo Portugal, que salió a ganar, que nos acobardó, que nos borró del partido en la primera parte. Ganó porque lo deseó con ansia y porque lo mereció. El fútbol suele premiar esas cosas.
Outro ainda...
En el nuevo Real Madrid, Helguera jugará en el centro del campo. Lo ha decidido Camacho, pero mucho antes de esta Eurocopa. Entre Portugal y España hay una gran diferencia: los centrales. Con Andrade y Carvalho se puede ir al fin del mundo. Con los nuestros, un poco más cerca.
E... outro!
El Fary y Camilo. Total, que el 20 de junio lisboeta es ya inolvidable por todo. Empezó bullanguero a dos bandas y acabó con el fado llenando las calles y plazas de la bella capital portuguesa. Los nuestros sorprendieron con gritos de apoyo a El Fary y Camilo Sesto. Y ¡Obregón, Obregón! en honor a Suker cuando se encontraron con un grupo de croatas: unos cachondos mentales. En el campo, el ¡a por ellos, oé! sacó de quicio a los portugueses, que de ésta igual acaban campeones
Não se atormentem... fica para a próxima!